Tù Sòcrates, yo Platòn.
Hace no mucho tiempo un hombre de la tercera edad me dio un consejo: "Simepre guarda un amor platònico, ese amor es el màs fiel y el que te acompañarà toda la vida." Y vaya que seguì muy bien su consejo ya que no solo fue uno. Mis amores platònicos me siguen acompañando, cuando me acuerdo de ellos sonrio y me llega la sensaciòn de un abrazo. La suma de todos ellos dan como resultado que estè tranquilo; mantienen mi perverciòn viva pero no descontrolada y forman parte de mi fantasìa cada vez que tengo la oportunidad de estar cerca de ellos. Para mi, en esos momentos, son mis grandes amores.Asì como Platòn amaba a Sòcrates y jamàs pudo compartir algo màs que las ideas, yo, Platòn, tengo que mencionar a mis Sòcrates.
- Sòcrates el violinista. Joven, de ojos hermosos de color verde, cuando me miran parecen dos girasoles. Piel blanca y cabellos rizado castaño. Delgado y alto. De tierras lejanas y con un acento especial. Violinista virtuoso y apasionado de su oficio. Amable, considerado y abierto, de un caracter càlido.
- Sòcrates el bailarìn. Ya antes mencionado por mi. Hombre de corta estatura, piel morena, espalda ancha y cintura estrecha. Igualmente virtuoso y amante de su oficio, dedicado. Callado, analìtico, y poco abierto. Misterioso.
- Sòcrates el contador. Corto de estatura, labios delgados que saben besar, cara curiosa casi de niño, piel blanca. Inseguro, tìmido y callado pero muy transparente. Dependiente y complicado. Hombre de rutina, cansada y aburrida. Hace de su pasado un presente.
- Sòcrates el futbolista. Joven, delgado, moreno y con ojos hipnotizantes. Caracter amble con los hombres de mi condiciòn a pesar de su arraigado machismo. Inteligente, cariñoso, rodeado siempre de amigos y de su pegoste, su novia.
La lista puede seguir, cada hombre es para mi un Sòcrates en potencia... sigue complementando (y contradiciendo) lo que espero del amor de mi vida.
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